¿Qué es el propósito de una empresa y cómo crearlo?

Hay varios conceptos que definen a una empresa y que son clave para una adecuada organización y también para una comunicación efectiva. Entre ellos, se encuentran la misión, visión y valores, pero también su propósito. ¿Sabes en qué consiste esta idea? Te lo contamos en detalle a continuación.

Definición y relevancia del propósito de una empresa

El propósito de una empresa es la razón por la que existe. Más allá de su concepto meramente comercial, el propósito de la empresa es un objetivo amplio, que responde al valor que aporta o quiere aportar la misma al mundo. 

Esta idea debe influir en el funcionamiento diario de la marca en todos los sentidos, articulando las decisiones que se toman en el día a día con su misión a largo plazo, con la meta de tener un impacto positivo tanto en las vidas de los clientes como en la sociedad en su conjunto.

Propósito de marca vs. propósito empresarial: ¿hay diferencia?

Aunque a menudo se utilizan como sinónimos, el propósito de marca y el propósito empresarial tienen matices importantes. El propósito empresarial es una declaración estructural que responde a la pregunta: “¿Por qué existe nuestra organización más allá de generar beneficios?”. Tiene un carácter transversal y estratégico, y se integra en todas las áreas: operativa, cultura, sostenibilidad, innovación…

Por otro lado, el propósito de marca está más centrado en la percepción externa. Es una extensión emocional que se comunica al cliente para generar afinidad, reputación y posicionamiento en el mercado. Es decir, responde a “¿Cómo queremos ser vistos por nuestros públicos?”. Este propósito se apoya en herramientas como el storytelling de marca, el tono de voz y la experiencia del cliente.

Por ejemplo, Ben & Jerry’s tiene como propósito empresarial “usar su negocio para generar un cambio social positivo”, y ese propósito se traduce en su marca mediante campañas activistas, productos temáticos y una comunicación comprometida. Así, ambos tipos de propósito conviven, pero cumplen roles distintos en la estrategia corporativa.

Diferencia entre propósito, misión y visión

Aunque a menudo se confunden, el propósito, la misión y la visión son conceptos distintos.

En este sentido, el propósito es el que explica por qué existe la empresa y cuál es su razón de ser a largo plazo, respondiendo a la pregunta “¿Para que hace la marca lo que hace?”. 

La misión, por su parte, define lo que hace la empresa y cuáles son sus objetivos a corto y medio plazo, con objetivos tangibles. 

Por último, la visión empresarial está relacionada con el futuro al que aspira la marca, respondiendo a “¿A dónde se quiere llegar?”.

En resumidas cuentas, el propósito debe ser la base sobre la que se fundamentan la misión y la visión de la empresa.

¿Qué es el Golden Circle y cómo se relaciona con el propósito?

Una de las teorías más influyentes para entender el propósito empresarial es el Golden Circle, desarrollado por Simon Sinek, escritor británico-estadounidense especializado en liderazgo y motivación organizacional. Esta teoría se basa en que las empresas más inspiradoras y exitosas del mundo operan desde dentro hacia fuera, es decir, comienzan por definir el “por qué” hacen lo que hacen, antes de centrarse en el “cómo” y el “qué”.

      • El “por qué” representa el propósito, la causa o creencia profunda que motiva a la empresa.

      • El “cómo” recoge los principios diferenciales, métodos y valores que orientan las decisiones.

      • El “qué” es lo que la empresa ofrece: sus productos o servicios.

    Este enfoque ayuda a alinear todas las acciones empresariales desde un punto de vista estratégico. Por ejemplo, Apple no solo fabrica dispositivos electrónicos; su propósito es “desafiar el statu quo” a través de la innovación y el diseño.

    Por qué es esencial un propósito claro para las empresas actuales

    En la actualidad, que las marcas tengan un propósito de empresa claro y lo comuniquen de manera adecuada es crucial para hacerse un hueco en el mercado y fidelizar tanto a la clientela como a la plantilla. 

    Los consumidores son cada vez más exigentes y priorizan las  marcas alineadas con sus valores, del mismo modo que las personas que forman el equipo están más motivadas al trabajar en empresas que pueden marcar la diferencia. 

    Además, al tener un propósito claro, la toma de decisiones dentro de la empresa resulta más sencilla gracias a unas directrices claras y unas bases sólidas.

    Definir el propósito empresarial

    Cómo crear el propósito de tu empresa paso a paso

    Definir el propósito de la empresa puede parecer sencillo, pero es importante hacerlo de manera realista y coherente, siguiendo estos pasos. 

    Identificación de los valores y principios fundamentales

    El primer paso para definir el propósito de una empresa es identificar los valores y principios que son fundamentales para su existencia.

    Esto implica una reflexión sobre las ideas éticas que orientan las decisiones que se toman dentro de la organización, dando respuesta a preguntas como cuáles son los problemas sociales que contribuye a solucionar o cuáles son los principios básicos en la relación de la marca con las personas, tanto a nivel interno como externo. 

    Las respuestas deben ser coherentes con el funcionamiento real de la empresa y aplicarse en el día a día. 

    Integración del propósito con la cultura organizacional

    El propósito se debe integrar en la cultura organizacional para que resulte coherente. Esto significa que debe reflejarse en todas las acciones y políticas de la empresa, desde la contratación hasta la manera de desarrollar productos y tratar a los clientes.

    La comunicación es crucial a la hora de transmitir estas ideas, tanto a nivel interno como externo, ya sea con un equipo propio o de la mano de una agencia de comunicación profesional y con experiencia.

    Errores comunes al definir la razón de ser de una empresa

    Cada vez más organizaciones se esfuerzan por identificar su papel en la sociedad más allá de generar beneficios. Sin embargo, no siempre logran concretar esa misión de fondo de forma coherente, debido a que sin darse cuenta están cometiendo algún error que les impide definir un buen objetivo.

    Reducir la motivación de fondo a un eslogan vacío

    Uno de los fallos más comunes es limitar la finalidad de la empresa a una frase bonita, de esas que suenan bien pero no dicen nada real. Expresiones como “cambiar el mundo” o “mejorar vidas” pueden tener buena intención, pero si no están respaldadas por acciones concretas, acaban siendo percibidas como humo.

    La cultura organizacional es decir, la forma en que se trabaja, se lidera y se toma decisiones en el día a día debe reflejar esta misión profunda. No sirve definir un enfoque idealista si luego no se vive internamente. La coherencia entre lo que se declara y lo que se practica es clave para generar credibilidad.

    No aplicar esa finalidad a las decisiones reales del negocio

    Otro error frecuente es separar la narrativa de fondo del funcionamiento operativo. Si esa visión que define a la empresa no condiciona cómo se contrata al equipo, se diseñan productos o se eligen proveedores, acaba siendo irrelevante.

    Un ejemplo claro de integración entre valores y acciones lo encontramos en Patagonia. Esta marca no solo afirma que quiere proteger el planeta: lo demuestra con prácticas responsables como la reutilización de materiales, la reparación de prendas y el activismo climático. Su orientación estratégica está presente en cada decisión, desde la cadena de suministro hasta su posicionamiento frente al consumo.

    Cuando la intención de una empresa es real, se nota en cómo actúa. Por el contrario, si existe una desconexión entre lo que se declara y lo que se hace, se corre el riesgo de que la compañía sea vista como incoherente o incluso hipócrita.

    No compartir la visión internamente

    En muchos casos, las empresas se centran tanto en comunicar hacia fuera que se olvidan de hacerlo hacia dentro. Y lo cierto es que el verdadero cambio empieza en casa. Si el equipo no comprende cuál es el sentido de su trabajo más allá de lo operativo, difícilmente se alineará con él.

    Aquí entra en juego el concepto de employee engagement o compromiso del talento. Las personas rinden mejor, se sienten más satisfechas y aportan más valor cuando perciben que lo que hacen contribuye a un objetivo mayor. Para lograrlo, es fundamental transmitir esa visión común desde los primeros contactos con la organización, mantenerla viva en la comunicación interna y convertirla en parte de la cultura de empresa.

    No se trata solo de informar, sino de involucrar. Hacer que cada profesional entienda cómo su labor contribuye a algo con impacto real es clave para fortalecer la cohesión y el compromiso a largo plazo.

    Ejemplos de empresas con propósitos fuertes y su impacto

    Para comprender mejor cómo funciona el propósito y cómo se puede comunicar, es interesante conocer algunos casos de éxito. 

    Cómo el propósito empresarial mejora la competitividad y el compromiso

    El caso de IKEA es uno de los más destacados. Su propósito consiste en la democratización del diseño funcional, estético y accesible. 

    Este propósito ha fortalecido su reputación como una empresa que facilita la vida cotidiana de las personas. 

    Además, en los últimos años ha reforzado el papel de la sostenibilidad en sus objetivos, lanzando iniciativas como la reventa de productos, con lo que ha conseguido atraer a una base más amplia de consumidores

    Otro caso destacado sería el de LEGO, cuyo propósito es “inspirar a los constructores del mañana”, fomentando el desarrollo de la creatividad y el aprendizaje desde la infancia para crear un mundo mejor. En esta línea, por ejemplo, la compañía apoya programas educativos enfocados en el desarrollo de habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) para niños de todo el mundo.

    El impacto de estos propósitos va más allá del simple marketing, ya que influye directamente en la cultura interna, el desarrollo de productos y la relación con los consumidores. 

    Las empresas con un propósito coherente que se comunica de manera efectiva mejoran su reputación y se perciben como más auténticas, lo que logra crear una comunidad fuerte entorno a la marca.